Archive for the ‘Ciencia y religión’ Category

Dios vs. Mecánica Solar

16/08/2010

A Dios, como ser supremo que es, hay veces que se le pone en sus santísimos coj**** violar las leyes elementales de la física. Que para eso es Dios!

Lo que más me llama la atención es el cachondeíto que tiene el menda con el sol. En la Biblia (Palabra de Dios y, por tanto, sin errores, según sus adoradores) se relatan prodigios de una magnitud tal que, si ocurriesen hoy en día, yo misma iría a postrarme ante el primer altar que se cruzase en mi camino:

– En tiempos de Josué parece ser que se le olvido dar cuera al sol y éste se detuvo durante casi un día. Sí señores, el sol se detuvo (bueno, me imagino que en realidad lo que se detuvo fue la Tierra..) Curioso que ningún otro pueblo de la antigüedad haya dejado constancia de semejante hecho.

-En 2 reyes 20:8-11, leemos como Yahvé se dedica a retrocer 10 grados la sombra del sol. 10 grados en la sombra del sol equivalen a 40 minutos, por lo cual, tenemos 40 minutos repetidos en la historia. ¿Cómo lo hizo? Quién sabe. Los caminos del Señor son inexcrutables.

-Siguiendo con sus jueguecitos solares, y esta vez fuera de la Biblia, nos desplazamos hasta el s.XX, al 13 de Octubre de 1917. Ese día ocurrió un hecho insólito: la danza del sol. Según la jerarquía eclesiástica y toda su panda de corrderos, ese día «el sol, pareciéndose a un “disco” de plata, se le podía mirar sin dificultad alguna y giraba sobre sí mismo como si fuese una rueda de fuego, que fuera a precipitarse sobre la tierra.» (extracto de la web oficial del Santuario de Fátima)

El día que vea al sol hacer estas cositas, no me quedará más remedio que creer.

Dios, Big Bang, Navaja de Occam y causalidad.

10/08/2010

Todos hemos oído alguna vez aquello de que ante dos explicaciones del mismo fenómeno, debe elegirse como válida la más sencilla. Es decir, si cae al suelo la hoja que tengo sobre mi escritorio puedo elaborar varias teorías que expliquen dicha caída:

–          Puede deberse a una ráfaga de aíre, ya que la ventana está abierta y los folios pesan poquito.

–          Puede haber sucedido que una perturbación en la madera de la mesa  sobre la que se encontrara el papel provocara que, durante un milisegundo,  se rompieran las moléculas que la conforman, provocando que el folio no tuviera apoyo y, por efecto de la gravedad, fuera atraído al suelo.

–          Incluso es posible que la hoja se cayera al suelo porque yo ayer decidí comprar un libro.

Son tres teorías, posibles en mayor o menor medida, pero, desde luego, ninguna mente racional escogería ninguna de las dos últimas.

Pero hay veces que la Navaja de Occam no lo es todo: las teorías no sólo necesitan simplicidad y sencillez para funcionar, también es necesario que la teoría pueda explicarse según las leyes de la causalidad: una relación continuada de eventos con causa justificada.

En realidad la hoja de papel sobre mi escritorio no se cayó solita porque, pese a que tengo la venta abierta, en realidad no sopla ni un gota de aíre. Lo que ha sucedido es  que ayer decidí comprarme un libro (causa1), por lo que añadí una nota en mi móvil para que me avisara a las 17:00 de hoy (efecto1). Dado que el folio estaba junto al móvil cuando éste vibraba (causa2), el papel ha caído al suelo futo del temblor de mi teléfono (efecto2).

En ocasiones en la naturaleza sucede como en este ejemplo: la explicación más sencilla a priori no tiene ninguna causa primera (el aire)y por lo tanto no tenemos motivos para afirmar que dicha causa explique el efecto que conocemos (la caída del papel). Por el contrario, ocurre que teorías a priori más enrevesadas  son en realidad una continuación de sencillas relaciones causa-efecto.

Todo esto viene a cuento para explicar que a veces la que parece la explicación más sencilla no lo es en realidad, ya que no sigue una sucesión coherente de relaciones causa-efecto.

Pongamos otro ejemplo:

–          Por un lado tenemos una teoría que dice que nuestro origen se encuentra en una explosión producida en una singularidad, que provocó la expansión del universo y dio origen a la vida que, a través de miles de años de evolución continuada, llegó al estadio en el cual la conocemos hoy en día.  Dicha explosión se produjo por una causa totalmente desconocida para nosotros.

–          Por otro lado tenemos otra teoría: Para existir una creación debe haber un creador. El creador del universo y de la vida tal y como la conocemos  hoy en día, es Dios Todopoderoso. Y punto.

A mí desde luego el tema de Dios me parece bastante más sencillo, pero creo que nos equivocaríamos de nuevo si nos quedamos en la superficie de la navaja de Occam.

Busquemos la causa-efecto…

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