Apariciones marianas vs OVNIS

El domingo 13 de mayo de 1917, temprano, Lucía dos Santos (10 años) y sus primos Francisco (9) y Jacinta Marto (7) fueron a misa, como hacían siempre, tras lo cual llevaron a sus ovejas a pastar a Cova de Iria.. Los tres pastores eran, como gran parte de sus paisanos en aquella época, analfabetos y profundamente católicos.

Tanto aquel día, como durante los siguientes meses en su decimotercer día, los pastores y, posteriormente, el resto de testigos, presenciaron como, de la nada, aparecía un ser sobre una encina, precedido de un relámpago o explosión de luz, junto con un ruido sordo.

En sus primeras declaraciones al sacerdote José Formigâo describieron a este ente como “una señora hermosísima, más brillante que el Sol”, vestida de blanco inmaculado, con un manto acolchado y con una capucha “transparente como el cristal rodeándole la cabeza” (¡! Aquella especie de escafandra se convirtió en posteriores declaraciones, en un halo de santidad). Medía aproximadamente 1,20 metros y dijo venir del cielo.
Sobre pecho había una luz brillante. Este es uno de los aspectos que más se repiten en las apariciones marianas (el Sagrado Corazón) y seres extraterrestres.

Habló con Lucía (Jacinta declaró oírla y Francisco sólo verla) y, tras un sonido parecido a un “trueno subterráneo” desapareció.

A partir de entonces, lo dicho, el día 13 de cada mes (salvo el 13 de agosto) se les apareció en el mismo lugar. En junio fueron acompañados por algunos aldeanos. En julio recibieron un mensaje “profético” del ser (los Tres Misterios de Fátima).

En septiembre el caso ya era conocido por todo Portugal. Ese día se reunieron allí cerca de 30.000 personas, que declararon ver “un globo luminoso girando por las nubes”.

Pero el hecho más sorprendente tuvo lugar el 13 de Octubre: la danza del Sol. O, mejor dicho, la mal llamada danza del Sol. Ese día se produjo un fenómeno, de carácter local, que no fue registrado por los rudimentarios observatorios astronómicos ni por el estamento militar.

¿Por qué digo que es la mal llamada danza del Sol? Pues muy sencillo, los testigos no afirman haber visto moverse al Sol, sino una esfera brillante o “disco plateado” que “irradiaba luz y calor y tenía contornos claramente definidos” y surgió de detrás de las nubes, donde aún se escondía el Sol real.

Lo que sucedió (según los testimonios de la época, repito) fue que de golpe en el cielo surgió un “segundo sol” que comenzó a moverse de un lado para otro, girando sobre sí mismo y descendiendo sobre la gente. Todo ello fue acompañado de un aumento súbito del calor (aquel día había estado lloviendo y al instante se secaron las ropas de los 70.000 testigos) y de un fenómeno aún más extraño: la atmósfera se volvió rosada, cambiando posteriormente a otras tonalidades.

Sabemos que aquello que vieron los testigos no fue el Sol por dos datos fundamentales: en primer lugar, si el Sol se hubiera movido de tal manera habría provocado un cataclismo que ríete tú del Apocalipsis y, en segundo lugar, la totalidad de los testigos afirma haber mirado al “Sol” directamente durante todo el tiempo que duró la danza sin haber sufrido ningún tipo de lesión ocular. Esto no por no hablar de algo que ya indique: fue un fenómeno local.

En una zona rural, con una población analfabeta o semi-analfabeta y profundamente católica, ¿Acaso estos fenómenos podrían haber sido identificados con otra cosa que no fuera la Virgen? Si esta “danza del Sol» ocurriera hoy mismo, pongamos, en la ciudad de Nueva York ¿Alguien pensaría en un fenómeno de carácter divino?

En resumen, en esta y otras apariciones marianas se repiten varios factores: visión de seres que se comunican con los videntes de manera telepática, emisión de calor por parte de estos seres, estados de trance, aparición de objetos en el cielo… Todos estos componentes encajan a la perfección en las descripciones que hacen de los encuentros con seres extraterrestres las personas que afirman haber sido testigo de uno de ellos.

Desde luego, no es ésta una explicación racional, pero (al igual que el post anterior) sirve para resaltar que, a igualdad de fénomenos, cada individuo lo interpreta de una manera, en base a sus propias creencias y su cultura.

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